21.11.06

vultures

okey, esto que voy a contar es %100 verídico y verdadero. soy bastante malo inventando historias, especialmente de este estilo. por lo tanto, si en algún punto se pone medio ridícula / inverosímil / sonsa / andreadelboca, creanme que así fue que aconteció. una aclaración más: es una historia que aún transcurre, por lo que no tiene final. digo, para que después no hayan polémicas.
una noche volvía yo de trabajar en la semana musical llao llao. estaba yendo a ayudar a una amiga que grababa los conciertos para después pasarlos por la radio. así que todos los días salía del trabajo, me tomaba el colectivo hasta la otra punta de bariloche (más de 25km en 1h de viaje) y tipo 12 o 1 de la noche emprendía el regreso en el mismo bondi. cuestión que (me gusta decir "cuestión que") una noche me subo como de costumbre, estaba bastante lleno pero logro arrimarme cerca de la puerta de atrás. no me gustan las situaciones de tumulto apretujante, por lo que siempre trato de mantenerme cerca de la puerta. si está demasiado lleno, soy de los nabos que se quedan adelante estorbando. si está más o menos lleno, respiro hondo y me mando hasta el fondo (donde siempre está vacío) a fuerza de "permiiiso". prosigo. yo estaba del lado de la fila de un asiento, contemplando la noche cerrada entre los árboles. de pronto miro a mi derecha, hacia la parte de adelante del colectivo, y veo a una chica sentada en un asiento de uno. lo raro es que estaba mirando por completo hacia atrás, en una posición un tanto incómoda. lo más raro aún era que estaba mirando para donde estaba yo. fijo. completamente fijo. digo "hacia donde estaba" porque con la distancia que había se daba esa cosa incómoda de no saber si me mira a mí, al que está al lado parado, o a alguien sentado más atrás...
cada tanto se me daba por girar la cabeza, la encontraba mirando para acá. era muy raro, porque miraba seria. casi preocupada parecía. finalmente llega mi momento de bajarme. ella también se baja, pero por la puerta de adelante que le quedaba más cerca. el colectivo seguía llenísimo, lo normal en bariloche es que viene desde "los kilómetros" juntando gente, que va toda para el centro. por lo que, cual subte a la mañana, se llena se llena se llena y después se vacía todo junto en el centro. bien, yo me bajo un poco antes. ergo, en ese entonces seguía cargado el asunto. yo me fui caminando para mi minibasural llamado casa, ella se fue para el centro en la dirección opuesta. en un momento me di vuelta para ver si me estaba siguiendo, había tenido algo de acosadora psicópata asesina la experiencia.
mucho tiempo después, quizás dos semanas, se repitió la situación. otro horario, otro colectivo. ya cuando subí la vi que estaba sentada. en asiento solitario otra vez. creo que me vio. no con gesto de reconocimiento, parece una de esas personas que se la pasan observando todo con la misma cara de verlo por primera vez. es muy rara. yo decidí pararme más por el fondo, porque si miro para atrás en el colectivo me mareo. entonces la observaba esporádicamente, la veía de espaldas. hasta que en un momento se dio vuelta y me miró. ahora sí estaba seguro de que me miraba a mí, no como la vez anterior que era más un gentío el colectivo. mi primera reacción fue mirar para otro lado. soy sumamente vergonzoso, los desconocidos (mejor dicho las desconocidas) me paralizan bastante. una vez más, se me daba por mirarla cada tanto. ahí estaba, mirándome. lo que puede parecer un momento romántico de tarde radial les aseguro que era todo lo contrario. ella no sonreía. ni la más mínima expresión. incluso como una nenita, parecería estar jugando, pero tomándose el juego demasiado en serio. con la inestabilidad de quien se pone a llorar si pierde. no sé cómo ponerlo en palabras, pido disculpas. por algo el cine es el cine, donde las miradas son miradas y no palabras que fracasan con intentar.
yo miraba y dejaba de mirar, como quien revisa si las cosas inertes de un estante se han movido. me parece que ella se ofendió, porque llevaba una muy muy muy sutil expresión de "me estoy cansando de intentarlo" y al final dejó de mirarme. se habrá preguntado "qué clase de palurdo es ese" o "flaco, sos lo más lerdo que existe". o por ahí alguien le habló largo y tendido de mi timidez y se le dio por torturarme de una forma tan tierna como esa: la gran "desconocida me miró en el colectivo". me fui arrimando a la puerta; yo tenía que bajarme, ella siguió de largo.
releyendo, me doy cuenta de que nunca me tomé el trabajo de describirla. me parece que es un poquito más joven que yo, tendrá 19 o 20 años. un poco más baja, algo caderona pero bastante flaquita. bah, normal supongo. el pelo es morocho, como en bucles. tiene una cara linda, estoy tratando de pensar como parecida a quién pero no se me ocurre. redondita. y los ojos son marrones. enormes. cuando mira me hace acordar a los dibujitos animados cuando están por ponerse a llorar, que se les van llenando de agua los ojos hasta arriba y después rebalsan. jajja. son ojos de animé. parece que temblaran cuando se emocionan.
hoy a la mañana, me subí al 21 porque había salido demasiado tarde. me quedé dormido. normalmente camino hasta la oficina, pero decidí que la hora era excusa suficiente para tomarme un colectivo. lleno venía, como todos cuando están acercándose al centro. pasé las primeras filas y me quedé ahí a medio camino, como para importunar a todos los que estaban por bajarse. a los 5min se había descargado la mitad de la concurrencia. abundaban los asientos vacíos, así que me arrimé al que tenía cerca: tercera o cuarta fila, asiento doble, del lado del pasillo, junto a una señora algo autista. lo primero que me sorprendió y que me hizo reparar en su presencia, era que había alguien leyendo en el primer asiento de la fila de uno. yo no sabía quién era, aunque todos podrán imaginarse ya que era ella. traten de ponerse en mi lugar igualmente, la veía de espaldas y hacía ya casi un mes que no me la había cruzado (excepto una vez caminando en la calle, en la cual me pareció, no estoy seguro, de que pasaba por la vereda de enfrente). ni a palos la recordaba, mi memoria literalmente un bendito caos.
lo que percibí fue a alguien, una chica, leyendo. me causó mucha ternura que leía un libro completamente amarilloso, desarmado, y cada vez que pasaba la hoja tenía que batallar en vano con una encuadernación casi inexistente. hojas quebradizas, hilachos y folios en vías de extinción. esos libros de antes, en los que parece que las letras estuvieran tipeadas con máquina de escribir porque están levemente incrustadas en el papel, como un bajorrelieve. en fin, trataba de descirar qué tipo de libro leía cuando ella sin vacilar lo guardó en la mochila, se desperezó (fue un lindo desperezamiento, tengo que decirlo) y echó una mirada hacia el fondo del colectivo. y me vio. porque quedó en evidencia con eso que no había notado antes mi presencia, cuando subí. yo me sorprendí, la reconocí en el momento. pero ella, llamativamente, no se sorprendió en lo absoluto. esto es lo más perturbador. no hubo ni un cambio de expresión en esa cara. así como venía mirando al resto se frenó en mí. y ahí se quedó. mirándome fijo. primero bajé los ojos hacia mi mochila, miraba mis manos anudadas en una de las tiras. me dije, "qué carajo, a ver si a vos te gusta que te miren así". levanté la cara y la enfrenté. sin sonreir, nada. la miraba fijo. así habremos estado, en uno de los momentos de más incertidumbre que he tenido jamás, alrededor de 10 segundos. por lo menos. y hay que estar 10 segundos mirando a alguien a los ojos; es muy poco natural. alrededor habían desaparecido los sonidos, y las miradas estaban no en las cejas, no en la nariz, ni siquiera eran miradas abarcadoras de la situación. eran miradas fijas a los ojos. directas. finalmente me agoté, dejé de mirarla. bajé los brazos, era demasiado para mí. el corazón me latía bastante fuerte, no sé si sería miedo o que ella me gustaba o que todo el asunto me resultaba sobremanera inquietante.
por suerte al ratito me tocaba bajarme. a propósito me fui para la puerta de atrás, para no tener que pasar al lado de ella. cuando ya el 21 estaba frenando, miré. ella me estaba mirando. desde la otra punta del colectivo vacío. yo me bajé sin dejar de mirarla, un escalón y después el otro; parecía que me iba hundiendo. me paré en la calle, el chofer cerró la puerta y arrancó. estaba por empezar a caminar pero decidí quedarme un momento ahí quieto, al sol de la mañana, completamente pasmado. de sólo pensar que esto me pasó en serio, hoy mismo, se me confunde todo. lo más probable es que vuelva a suceder.


hhomero eescucha hhoy::
"jet - that´s all lies"