23.6.06

unravel

de la nada, de forma completamente espontánea, sentí una necesidad tremenda de escribirte. ¿cuántos humanos quedarán esparcidos por ahí con urgencias de escribir? cada vez menos parece, ojalá que sean cada vez más.
aunque está claro que pienso en vos cuando tipeo todo esto, no es una imagen clara de vos. es algo perdido, esfumado, un poco confuso y cada vez más imaginario. el tiempo surte efecto como todos me prometieron que pasaría, y a medida que menos te veo, más te escurrís de mi cabeza. los pocos que me conocen saben que soy un desastre con la cuestión de la memoria, me cruzo muy seguido con gente que me presentaron alguna vez y que me mira con estupor al darse cuenta de que no me estoy haciendo el sota: no me acuerdo de ellos. de toda mi escuela primaria con suerte si tengo 8 o 10 memorias frescas y claras, el resto es un caldo misterioso del que muy cada tanto emerge algo inesperado, vaya uno a saber por qué vivencia del presente. son momentos mágicos, de esos que le dan la razón a oscar wilde cuando decía que "sólo los superficiales se conocen a sí mismos", cuando uno siente que se ha sorprendido a sí mismo de forma sincera. en mi caso creo que cada vez me conozco menos. será porque llevo una vida de la que no estoy muy convencido, y hasta qué punto podré sostenerlo me pregunto a veces. una vida sin números, sin diálogos, sin calor. es la que me toca por ser yo.
ahora resulta que, contra todos los pronósticos, tengo necesidad de escribirte algo. es mi forma de contacto siempre asustadiza, como esos animales que viven atentos y salen corriendo al primer ruidito. prefiero dejar esto escrito y que te lo encuentres alguna vez, antes que probar de decírtelo. porque seguramente no me salga, esa es la gracia de escribir. serán estos los estertores (qué palabrita!) finales de nuestro tiempo unidos, y si recurro a lo que va quedando de vos en mis recuerdos es porque pasaron veintipico de años desde que nací pero en el revoque de la pared puedo rayar orgulloso un palito en la columna de "gente que me comprendió a niveles profundos". empezó como un amor, qué duda cabe (si eso no fue amor, entonces el día que suceda no me va a aguantar el corazón). y fue cambiando con los años, acomodándose a las circunstancias rarísimas que vivimos juntos, a los últimos momentos de crecimiento y de aprendizaje. no importan todas las cosas que haya sido, lo que más me gustó es el hecho de sentirme absolutamente comprendido, era inspirador levantarse por las mañanas sin un gramo de soledad encima.
cómo odio a menudo esta memoria defectuosa mía. quiero encontrar algo puntual, un recuerdo específico y hasta cierro los ojos para ver qué pasa. lo único que hay es una mezcla imposible de desanudar, como una noche de año nuevo en la que los fuegos artificiales estallan unos sobre otros y se funden y se deshacen en marañas de humo. me acuerdo del viaje en colectivo de vuelta desde pompeya, habíamos juntado unos poquísimos pesos para obtener nuestro primer intento de mascota, el licenciado guggenheim (de profesión lagarto overo). eso fue muy lindo, los dos viajando en el 15 con la cajita de cartón en tu regazo, a sabiendas de que si la llevaba yo no iba a poder resistir la tentación de abrirla y mirar.
hubo una cena que disfruté muchísimo los dos solos en el restaurant tailandés que estaba a dos cuadras. una auténtica inversión para nuestra humilde existencia estudiantil, pero un placer enorme. las noches de calor en tu camita de una plaza y yo con mi brazo enyesado, eso era ponerle voluntad a una relación. y los fines de semana esporádicos en la casa de lanús, lo que se dice "quality time" en serio. la primera vez que fuimos habíamos hecho algunas compras, bastante amateur lo nuestro, y preparaste de almorzar un revuelto que era pura margarina. nunca más eh. nos pasábamos el día durmiendo. poniéndonos la ropa de tus abuelos cuando eran jóvenes, ese vestido amarillo que te quedaba único (es tan agridulce pensar que no hay fotos de eso) y las camisas locas que sobrevivían en los cajones.
qué ganas que me dan de perderme en todo eso, de dedicarle una tarde entera a seguir buceando entre mis pocos recuerdos. algunos empezaré a inventarme, otros se irán deformando, quizás sea esta la última oportunidad que tenga de apreciarlos en su forma más nítida y fiel. porque no va a quedar demasiado en unos cuantos años. daría mucho por poder rescatarlos y conservarlos como se merecen. también daría mucho por no seguir creciendo, o por lo menos por no seguir deambulando la vida y sentir por un rato que llevo la sartén por el mango.
"de pronto de sus ojos cayó rodando el sabor salado del arrepentimiento."

hhomero eescucha eesta ccanción:
"sinead o´connor - three babies"