driving sideways
cuenta la leyenda que allá por 1839 fue alumbrado (por la luz de la sala de partos de algún hospital) en Cambridge un tal Charles Sanders Peirce.
para estar ubicados en el espaciotiempohistórico, hablamos del año en que los alemanes inauguraban el primer tren de larga distancia, en que Balzac (quién pudiera llamarse Honorato!!) editaba la segunda parte de "las ilusiones perdidas", chile estaba en guerra contra la confederación perú-boliviana (efímero intento de cumplir los preceptos bolivarianos sobre una gran nación iberoamericana), se moría Musorgsky y nacía Cézanne (con lo cual Cézanne queda libre de toda sospecha sobre la muerte de Musorgsky, cuec). también se ponía fin, acabo de enterarme, a la intervención francesa en méxico (!!!), conocida como "la guerra de los pasteles" (!!!!!!!!!!).
estamos en épocas de revolución industrial, países que declaran su independencia y colonias que van desmenuzándose en conflictos internos. sarmiento andaba por ahí fundando escuelas y armando tole tole.
y mientras tanto, en boston, asomaba la cabeza este tal Peirce. en medio de una familia intelectual, padre matemático, Charles pasó como 30 años estudiando las medidas pendulares de la gravedad y la intensidad de la luz de las estrellas. pero un día se encontró leyendo a Kant, y le pintó la cosa pragmática y humanista (alguien se acuerda de "a priori"?). y a qué rama de la filosofía puede ir a para un matemático si no es a la lógica. pero Peirce era un tipo de pocas pulgas, nada fácil de tratar, así que en lugar de ascender por el escalafón científico se quedó en casa y escribió sin parar. en 1884 lo echan de la universidad y en 1914 se muere. en el medio, escribe 80.000 páginas... que nunca llega a publicar.
pero su viuda, que no es lenta ni perezosa, las saca a la luz. resultado? que de los miles y millones de personas que habitaban el planeta en 1839, sólo rescatamos a un puñado, entre ellos a Peirce. qué será entonces de nuestro paso por esta vida, seguramente seamos del montón olvidado que rodeaba a Peirce, o esta era tecnológica (con este blog incluido) permita almacenar las vivencias de todas las personas irrelevantes que poblaron el siglo XXI y en realidad a nadie le interesará leer... pero por lo menos estaremos :)
bueno, y al final qué fue la gran cosa que hizo Peirce? (dicho en palabras de Willy el conserje, "y qué tiene ese tipo guango del líder?") inventó el signo. así como lo ven, medio amargo el tipo, saltó un día y dijo "todo es signo". e inauguró así la semiótica moderna, una de las ramas más "jóvenes" de la ciencia. porque si se para uno a pensarlo, es cierto que todo es signo. toda acción, palabra, imagen, ruido, e incluso ausencia es señal de otra cosa. y si todo refiere a algo más, entonces todo comunica. peor aún: todo está sujeto al libre albedrío de quien interpreta. lo que parece una cuestión simple (e incluso obvia) es también la puerta a un montón de menesteres que van desde el lenguaje al proceso cognitivo a la arbitrariedad y termina en por qué somos como somos.
el signo es el arma de doble filo más interesante, porque evoca algo que no está, pero al mismo tiempo "es" algo en sí. cuál es el punto intermedio entre ambas funciones? una foto es más por lo que muestra que por el objeto plano en sí. y un libro? y los restos de un choque? peor aún: y las palabras? ¿por qué hay puteadas que son tan graciosas escritas, y tan poco divertidas si son dichas? una cosa termina llevando a la otra.
en la semántica a esas relaciones les dicen "denotación y connotación", lo que una palabra representa y lo que parece decir. qué sería de nosotros sin el lenguaje, todavía me parece increíble que con las mismas veintipico de letras existan tantos idiomas y tan disímiles entre sí.
saussure era otro contemporáneo de peirce que enloquecía con toda la cuestión semiótica, a él le interesaba más la semántica y la lingüística, pero era igual que el otro, un metódico total amante de la segmentación y la clasificación. terminó creyendo que efectivamente todo era signo, que todo hablaba de algo más y por lo tanto nada escapaba a esta inmensa red que las palabras ofrecen, en donde todo puede expresarse. aleluya.
bastante poco duró el reinado del signo, la visión optimista de que todo puede ser interpretado y entonces expresado entre signos. apareció foucault (entre tantos otros) para decir cosas como que no hay nada que interpretar: "todo es ya interpretación, cada signo es en sí mismo no la cosa que ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros signos". ¿quién decidió las palabras? ¿y sus significados? ¿por qué las entendemos como las entendemos? las tomamos como una base sistemática y firme sobre la que caminamos por la vida: hablamos, pensamos, escribimos, todo con palabras. pero foucault viene a molestar (otra vez? maldito francés!) para hablar de figuras como la metáfora, en donde queda patente que hay lugares oscuros, muy oscuros, en los que el lenguaje no alumbra. de pronto se pueden apreciar los huecos, no? cuántas veces pasa que uno no sabía cómo decir algo... hay algo ahí! no sé cómo llamarle, podría acercarme con alguna apreciación, pero... no alcanza. es raro pensar que en el mundo ahí afuera hay cosas reales (seguramente invisibles) que la mente del hombre no tiene cómo tocar, por más fuerza que haga.
para estar ubicados en el espaciotiempohistórico, hablamos del año en que los alemanes inauguraban el primer tren de larga distancia, en que Balzac (quién pudiera llamarse Honorato!!) editaba la segunda parte de "las ilusiones perdidas", chile estaba en guerra contra la confederación perú-boliviana (efímero intento de cumplir los preceptos bolivarianos sobre una gran nación iberoamericana), se moría Musorgsky y nacía Cézanne (con lo cual Cézanne queda libre de toda sospecha sobre la muerte de Musorgsky, cuec). también se ponía fin, acabo de enterarme, a la intervención francesa en méxico (!!!), conocida como "la guerra de los pasteles" (!!!!!!!!!!).
estamos en épocas de revolución industrial, países que declaran su independencia y colonias que van desmenuzándose en conflictos internos. sarmiento andaba por ahí fundando escuelas y armando tole tole.
y mientras tanto, en boston, asomaba la cabeza este tal Peirce. en medio de una familia intelectual, padre matemático, Charles pasó como 30 años estudiando las medidas pendulares de la gravedad y la intensidad de la luz de las estrellas. pero un día se encontró leyendo a Kant, y le pintó la cosa pragmática y humanista (alguien se acuerda de "a priori"?). y a qué rama de la filosofía puede ir a para un matemático si no es a la lógica. pero Peirce era un tipo de pocas pulgas, nada fácil de tratar, así que en lugar de ascender por el escalafón científico se quedó en casa y escribió sin parar. en 1884 lo echan de la universidad y en 1914 se muere. en el medio, escribe 80.000 páginas... que nunca llega a publicar.
pero su viuda, que no es lenta ni perezosa, las saca a la luz. resultado? que de los miles y millones de personas que habitaban el planeta en 1839, sólo rescatamos a un puñado, entre ellos a Peirce. qué será entonces de nuestro paso por esta vida, seguramente seamos del montón olvidado que rodeaba a Peirce, o esta era tecnológica (con este blog incluido) permita almacenar las vivencias de todas las personas irrelevantes que poblaron el siglo XXI y en realidad a nadie le interesará leer... pero por lo menos estaremos :)
bueno, y al final qué fue la gran cosa que hizo Peirce? (dicho en palabras de Willy el conserje, "y qué tiene ese tipo guango del líder?") inventó el signo. así como lo ven, medio amargo el tipo, saltó un día y dijo "todo es signo". e inauguró así la semiótica moderna, una de las ramas más "jóvenes" de la ciencia. porque si se para uno a pensarlo, es cierto que todo es signo. toda acción, palabra, imagen, ruido, e incluso ausencia es señal de otra cosa. y si todo refiere a algo más, entonces todo comunica. peor aún: todo está sujeto al libre albedrío de quien interpreta. lo que parece una cuestión simple (e incluso obvia) es también la puerta a un montón de menesteres que van desde el lenguaje al proceso cognitivo a la arbitrariedad y termina en por qué somos como somos.
el signo es el arma de doble filo más interesante, porque evoca algo que no está, pero al mismo tiempo "es" algo en sí. cuál es el punto intermedio entre ambas funciones? una foto es más por lo que muestra que por el objeto plano en sí. y un libro? y los restos de un choque? peor aún: y las palabras? ¿por qué hay puteadas que son tan graciosas escritas, y tan poco divertidas si son dichas? una cosa termina llevando a la otra.
en la semántica a esas relaciones les dicen "denotación y connotación", lo que una palabra representa y lo que parece decir. qué sería de nosotros sin el lenguaje, todavía me parece increíble que con las mismas veintipico de letras existan tantos idiomas y tan disímiles entre sí.
saussure era otro contemporáneo de peirce que enloquecía con toda la cuestión semiótica, a él le interesaba más la semántica y la lingüística, pero era igual que el otro, un metódico total amante de la segmentación y la clasificación. terminó creyendo que efectivamente todo era signo, que todo hablaba de algo más y por lo tanto nada escapaba a esta inmensa red que las palabras ofrecen, en donde todo puede expresarse. aleluya.
bastante poco duró el reinado del signo, la visión optimista de que todo puede ser interpretado y entonces expresado entre signos. apareció foucault (entre tantos otros) para decir cosas como que no hay nada que interpretar: "todo es ya interpretación, cada signo es en sí mismo no la cosa que ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros signos". ¿quién decidió las palabras? ¿y sus significados? ¿por qué las entendemos como las entendemos? las tomamos como una base sistemática y firme sobre la que caminamos por la vida: hablamos, pensamos, escribimos, todo con palabras. pero foucault viene a molestar (otra vez? maldito francés!) para hablar de figuras como la metáfora, en donde queda patente que hay lugares oscuros, muy oscuros, en los que el lenguaje no alumbra. de pronto se pueden apreciar los huecos, no? cuántas veces pasa que uno no sabía cómo decir algo... hay algo ahí! no sé cómo llamarle, podría acercarme con alguna apreciación, pero... no alcanza. es raro pensar que en el mundo ahí afuera hay cosas reales (seguramente invisibles) que la mente del hombre no tiene cómo tocar, por más fuerza que haga.
hhomero ddisfruta eescuchando:
"federico aubele - postales"
"federico aubele - postales"
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