14.6.06

the laws have changed

no sería mala idea ponerse en contacto con uno de esos especialistas en niños (no me sale ahora la palabra, pero me parece que es "padres") para dilucidar una cuestión tan misteriosa como el oscar a tom hanks: ¿por qué cuando somos chicos odiamos tanto bañarnos? ¿en qué estábamos pensando?
si bañarse es lo más! pocas cosas resultan más reconfortantes que una buena ducha caliente. ni que hablar de llenar la bañadera (hay quienes le dicen "bañera", este blog no discrimina, pero a los que le dicen "tina" medio que los miramos de costado y pensamos para nuestros adentros: "hammmbre...!"). llenar entonces la bañadera debería ser algo más común, en comparación con la dilatada eventualidad con que yo al menos lo hago. a la hora de justificar esta baja frecuencia, la primer excusa (en la larrrga cola de excusas frecuentes) es la falta de tiempo.
"nooo, para darte un buen baño de inmersión (hay que ponerle un nombre menos solemne a una actividad que incluye juguetes de goma y ponerse en la cara una barba de espuma) necesitás por lo menos dos horitas. es para relajarse, no es un trámite como la ducha." ¿y quién no tiene un par de horitas al comienzo o al final del día? terminemos de una vez con la victimización de los estresados. señor, si usted se la pasa ocupado es porque quiere, mucha gente trabaja más horas que usted y no vive lo que se dice estresada: maestros, albañiles, recolectores de basura, proveedores, choferes, políticos... jaja, el último es chiste, sentiende.
igualmente no conozco a nadie tan corajudo como para darse un baño de inmersión a la mañana. podría ser todo un desafío para templar el espíritu, digno del ascetismo religioso: dése un baño bien largo a primera hora (hablamos de las 7, las 8...) y a continuación quédese parado durante treinta minutos frente a la cama, todavía calentita, con el acolchado revuelto... je, quién podría aguantarlo! no hay estoicismo que valga, yo me tiro de cabeza y me vuelvo a dormir hasta, digamos... las 11?
en las películas, los hombres de negocios de alto rango tienen una ducha en la oficina (tomo por referencia las películas porque nunca conocí a un hombre de negocios, menos aún de alto rango, ni que hablar de entrar a su oficina como para siquiera pispear la presencia o ausencia de una ducha). y si vas a ser tan guapo como para ponerte una ducha a 3 metros del escritorio, ponete una bañadera... y ya que estamos trabajamos desde ahí. ¿podrá estresarse alguien dirigiendo los millones de una multinacional, si lo hace inmerso en un cuantioso volumen de agua caliente?
es hora de poner en práctica estas ideas: ya que a los chicos les gusta jugar a veces a los banqueros, amalgamamos el baño y el juego en una sola actividad (ideal para hablarles de "la fluidez de los recursos" y "la liquidez del capital") hasta que asocien "amasar fortunas" con "bañarse". santo remedio!
en una de esas, termina siendo un approach (harto materialista, eso sí) para que les guste sacarse la tierra de las rodillas. jaja, qué bajo hemos caído, hasta me imagino a papá corach sobornando a pequeño corach para que deje de patalear y se meta en la bañadera.



hhomero eestá eescuchando een eeste mmismísimo iinstante:
"barenaked ladies - sell sell sell"